La Fundación CYD celebró el 14 diciembre su XX aniversario en un acto que puso en valor la aportación de la universidad al progreso y a la transformación social y que reflexionó acerca de los grandes retos de la educación superior en nuestro país. La presidenta de la Fundación CYD, Ana Botín, destacó la importancia de una educación universitaria accesible y de calidad.
Fuente: CYD.
La Fundación CYD presentó el Informe CYD 2021/2022, que, tras 18 ediciones, se ha consolidado como el informe de referencia en el que expertos nacionales e internacionales analizan, diagnostican y proponen líneas de mejora para la universidad española, que puedan revertir en favor del tejido productivo y de la sociedad en general.
A lo largo de cuatro capítulos y una monografía que revisa la evolución de la universidad en estos últimos 20 años, el Informe CYD ha hecho un exhaustivo análisis que ha permitido identificar siete prioridades estratégicas para el futuro de la universidad, que son las que definirán la agenda de trabajo de la Fundación CYD. Siete prioridades que será difícil acometer si no se resuelve el reto pendiente de la modernización de la gobernanza de las universidades y la mejora del sistema de toma de decisiones.
1. Invertir más y mejor en educación superior
Invertir más y mejor en educación superior es esencial para el progreso de nuestra sociedad y para tener el mayor número de personas con la formación adecuada para resolver los retos de futuro.
El Informe CYD señala que es esencial dotar de más recursos a la universidad, junto con un sistema de rendición de cuentas basado en resultados. En la actualidad, la inversión en instituciones de educación superior en España es un 19% inferior a la media de los países de la OCDE y, con Italia, es el país de la Unión Europea que menos fondos públicos recibe en este ámbito.
La falta de recursos en las universidades públicas se ha ido resolviendo con congelaciones de contratación y en un vaivén de los precios públicos. Por otro lado, el 19% ha buscado alternativas en iniciativas de captación de fondos.
El Informe CYD valora positivamente la propuesta el aumento de recursos del 0,7% al 1% del PIB que recoge el anteproyecto de Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), y apunta a la necesidad de diálogo con comunidades autónomas y responsables universitarios para definir esa inversión y elaborar un plan económico- financiero consensuado.
2. Atraer talento y asegurar el relevo generacional del personal docente e investigador
Ajustar mejor la plantilla a la dimensión real del sistema y asegurar una correcta captación de talento y su posterior progresión académica es clave, y es importante que las universidades tengan la capacidad de retener y atraer al mejor talento con condiciones de contratación más estables.
En los últimos cinco años ha habido un aumento de la plantilla en las universidades, tanto en personal docente e investigador (PDI) como de administración y servicios (PAS), aunque el ritmo de crecimiento de los alumnos ha sido superior. Los profesores asociados representan el 35% del PDI de las universidades públicas, un 13% más que hace 5 años.
El Informe CYD 2021/2022 señala que una universidad competente requiere una plantilla equilibrada, que apueste por profesorado senior permanente, pero que dé entrada a nuevas generaciones con talento y con condiciones de contratación más estables.
3. Mejorar la empleabilidad
Cada vez hay más porcentaje de graduados superiores en relación con el total de la población: en la actualidad (según datos de Eurostat) el 40,7% de la población adulta española tiene estudios superiores y un 36,1% los mínimos obligatorios. Hay un desajuste entre los puestos de trabajo y la cantidad de graduados que el sistema ofrece: España es el segundo país de la Unión Europea con mayor porcentaje de egresados universitarios en situación de desempleo.
Las cifras sugieren que habría que potenciar la relevancia de los estudios de nivel medio y mejorar la orientación para dirigir más estudiantes universitarios a ámbitos como la ingeniería e informática, con alta inserción laboral pero cuyo número de egresados disminuye.
Finalmente se concluye que la universidad debe ofrecer las competencias que la sociedad requiere, y reforzar su relación con la empresa y los ocupadores en general para favorecer la incorporación al mercado laboral, para lo que es imprescindible contar con un sistema más ágil y adaptado a las necesidades.
4. Aumentar la relevancia del conocimiento generado para la sociedad
La producción científica ha aumentado un 30,5% entre 2016 y 2020 con respecto al quinquenio anterior (2015-2019), aunque haya disminuido el número de trabajos de investigadores españoles entre el 10% de los más citados a nivel mundial.
El Informe CYD señala que para que la investigación tenga impacto, además de excelente debe ser relevante: no solo debe contribuir a la ciencia en la frontera del conocimiento, sino también al desarrollo y a la transferencia de resultados. En los últimos años han aumentado las colaboraciones entre las universidades y el sistema productivo. El 10,5% de las empresas apuesta por la transferencia con las universidades y otros centros de educación superior como socios preferentes, lo que muestra potencial de mejora. El Informe CYD anima a reforzar las colaboraciones entre universidades, agentes del sistema productivo y la sociedad en general para impulsar la transferencia de los resultados de investigación.
5. Fomentar la internacionalización
El 1,6% de estudiantes de grado de la universidad española son extranjeros frente al 5,8% de media en la UE. Y por lo que se refiere a la internacionalización del cuerpo docente, se observa una baja participación de profesorado extranjero en comparación con otros países. Por ejemplo, países como España e Italia no llegan al 5% de profesores extranjeros, mientras que en el otro extremo encontramos al Reino Unido con un 25%.
Durante el quinquenio 2016-2020, un 50% de la producción científica se ha realizado con instituciones extranjeras, aunque disminuyen los trabajos liderados por españoles. Iniciativas como “Universidades Europeas”, en la que España participa con 31 universidades, pueden trazar alianzas para labores docentes y de investigación que mejoren los índices de colaboración.
El Informe CYD destaca la importancia de avanzar en la internacionalización y en la atracción de docentes internacionales, que contribuyen a la calidad y diversidad del sistema universitario.
6. Mejorar el acceso y la equidad
La universidad debe ser una fuente de oportunidades para aquellos que muestren interés y capacidad, independientemente de su origen social y económico. El Informe CYD apunta que es necesario fomentar políticas que garanticen el acceso y la equidad.
En la actualidad, en la universidad hay más mujeres matriculadas que hombres; sin embargo, es conocido que su presencia disminuye a medida que avanza su nivel formativo. En los últimos 20 años, la participación de la mujer ha tenido un crecimiento sostenido pero lento. Además, por ámbitos de conocimiento, la presencia de la mujer en los grados vinculados a las STEM es minoritaria: por ejemplo, en Informática no llega al 14%.
7. Acelerar la transformación digital
La pandemia ha acelerado la digitalización de las universidades, pero todavía queda camino por recorrer. Por ello, el Informe CYD apunta a que el sistema universitario deberá seguir adaptándose a los nuevos modelos, ser más dinámico en la adopción de nuevas prácticas pedagógicas y más eficaz en la gestión de los recursos necesarios. Además, será clave aprovechar las oportunidades que ofrece la educación digital para personalizar, facilitar el acceso a la educación y reducir las brechas.
20 años de avances y dinamización social
El Informe CYD también pone de manifiesto la transformación que la universidad ha vivido en las últimas dos décadas, en los que ha mejorado en todos los ámbitos y ha tomado conciencia de la importancia de su papel dinamizador en la sociedad.