“Las Universidades españolas se encuentran bien posicionadas para abanderar el movimiento de compliance, si aprenden y toman ejemplo de sistemas ya establecidos en el extranjero, así como de estándares reconocidos en el mercado internacional e inician un proceso de colaboración a través de cátedras nacionales e internacionales en proyectos conjuntos”, indicó Ariadna Torrijos Hernández, coordinadora del Comité Técnico de Compliance en el sector educativo de la World Compliance Association, en las jornadas nacionales sobre ‘Tendencias y desafíos del compliance en la universidad española: hacia una cultura de integridad y buen gobierno’, que se celebran en Maspalomas, organizadas por el Consejo Social de la ULPGC, la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas y la Fundación para Formación e Investigación en Auditoría del Sector Público (FIASEP).
Ariadna Torrijos participó en la Mesa Redonda sobre ‘Compliance en el sector educativo superior. Experiencias internacionales’, junto a Alexander Hasgall, jefe del Consejo de Estudios de Doctorado de la Asociación de Universidades Europeas (EUA-CDE).
La coordinadora del Comité Técnico de Compliance en el sector educativo de la World Compliance Association destacó en su intervención la necesidad de aprovechar las sinergias e iniciativas existentes en una disciplina similar como lo es la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y la ya presente Responsabilidad Social Educativa, que permitiría también acelerar el proceso de implementación de estrategias propias o complementarias.
En opinión de Ariadna Torrijos Hernández, “la idea de responsabilidad proactiva, asociada al cumplimiento normativo, ha ido ganando terreno en Europa en las últimas décadas. En este contexto, a pesar de que todavía hay un importante camino por recorrer en la adopción y desarrollo de la cultura del compliance en nuestro país, los pasos que se han dado al respecto han sido significativos”.
La ponente consideró que la complejidad, pero a la vez necesidad de integrar sistemas de compliance en las universidades, considerando la existencia de elementos internacionales, hace que esta cuestión no pueda abordarse solo a nivel local, sino desde una perspectiva de dar respuesta a una realidad, de carácter global.
Para garantizar cierto éxito de este objetivo, indicó que es crucial que el proyecto vaya más allá de las paredes de la institución e involucre a toda la comunidad educativa, incluyendo a las autoridades gubernamentales.” Asociaciones y grupos de trabajo sin ánimo de lucro en el ámbito del compliance, pueden desempeñar un papel esencial en este sentido y resultar de gran ayuda para la puesta en práctica de las nuevas competencias encomendadas al Consejo Social en la LOSU, si logran posicionarse como plataformas para la coordinación global y el desarrollo de estrategias de compliance en el ámbito universitario. Un ejemplo destacado es el Comité Técnico del compliance en el Sector Educativo de la World Compliance Association, que trabaja para fomentar el uso de sistemas de compliance en todos los niveles educativos y divulga sus iniciativas a nivel internacional.
A modo de conclusión, dijo que, dada la influencia a nivel económico, social y académico de las Universidades, es preciso que empleen su capacidad de investigación, sus programas docentes, su impacto comunitario y su red de contactos profesionales para moldear una sociedad más eficiente, responsable y sostenible. Como entidades comprometidas con la educación, la investigación y el servicio público, son las más adecuadas para promover y facilitar colaboraciones internacionales en el ámbito del compliance a nivel interno y externo, asegurando así que la cultura del compliance se arraigue en nuestra sociedad. Éste es su deber y su oportunidad para dar forma a un futuro mejor”.
Alexander Hasgall, cuya intervención cerró las Jornadas, explicó por qué la ética en la investigación y la integridad científica son ahora más importantes que nunca. En su opinión se debe, en parte, a que “los cambios tecnológicos y sociales se producen cada vez a mayor velocidad, la sociedad necesita confiar en que la ciencia sigue unos estándares básicos”.
En este contexto dijo que la recientemente actualización del Código Europeo de Conducta sienta las bases para un desarrollo adecuado de la investigación a nivel europeo, aunque también existen distintos códigos y guías a niveles nacionales e institucionales. “El desarrollo de una ciencia ética e íntegra no solo influye en la validez de los resultados, sino también en la protección de los sujetos de investigación, el impacto en las personas y la sociedad, el cumplimiento de la legislación, el desarrollo de carreras académicas sólidas, la reputación de las instituciones y el uso eficaz de los fondos disponibles”.
Añadió que la influencia de las nuevas tecnologías en la actividad investigadora no debe subestimarse, puesto que sus implicaciones éticas deben tenerse en consideración en todas las fases de la investigación, incluyendo las evaluaciones éticas. En este sentido, expuso que el papel de los comités de ética necesita actualizarse constantemente, complementado por oportunidades adecuadas de formación. “Dentro del propio contexto investigador, la ciencia abierta ofrece oportunidades y retos para el desarrollo de una actividad científica más ética”.
En su opinión, la reforma de la evaluación de la investigación impulsada en 2022 propone un contexto mejorado para el desarrollo de una investigación ética y honesta, en el que la presión por publicar se reduzca, así como los riesgos asociados a ella.