El gerente de la ULPGC intervino en las jornadas sobre los ‘Fondos Next Generation para la recuperación europea y el control antifraude para su recepción: Una obligación para las universidades’
Moreno participó junto a Alberto Tejero Navarro, vicegerente de Organización de la Universidad de Cádiz y Alberto Gil Costa, gerente de la Universidad de Zaragoza
“Debemos esforzarnos por integrar en la vida universitaria el papel del control interno”, afirmó Roberto Moreno, gerente de la ULPGC en las jornadas sobre los ‘Fondos Next Generation para la recuperación europea y el control antifraude para su recepción: una obligación para las universidades’, organizadas por el Consejo Social de la ULPGC y la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas el pasado mes de julio.
Moreno dijo que esa integración se debe hacer mediante “pedagogía en la comunidad universitaria no solo en la prevención del fraude, sino sobre cómo evitar errores que pueden llevar a situaciones indeseadas” y a través de “una mayor interacción con la comunidad universitaria con seminarios, cursos o clases”.
El gerente de la ULPGC, que intervino junto a Alberto Tejero Navarro, vicegerente de Organización de la Universidad de Cádiz; y Alberto Gil Costa, gerente de la Universidad de Zaragoza, añadió que para lograr ese objetivo “debemos seguir un camino de concienciación y de formación”.
En su turno, Alberto Tejero se centró en el papel del control interno en la prevención del fraude y, además, definió el fraude como “el engaño económico con la intención de conseguir un beneficio, y con el cual alguien queda perjudicado”.
En relación a esto, Tejero mencionó algunos casos de fraude que se ha encontrado en su universidad, como el de “un catedrático que solicitaba dinero para proyectos y actuaba con empresas como cómplices. Lo que hacía era presentar facturas correctamente abonadas, pero el concepto no era el pertinente. Ponían productos de investigación, en vez de una certificación de obra”.
Mencionó los pasos dados en la lucha contra el fraude en la Universidad de Cádiz, destacando “la creación en 2020 de una comisión antifraude que puede actuar de oficio o mediante denuncias para las que hay un canal habilitado”.
Por su parte, Alberto Gil defendió que “no hay que ver al control interno como a un enemigo, hay que integrarlo en el sistema porque ayuda a que lo que se ejecuta sea mucho más eficaz y eficiente”. Añadió que la falta de autocrítica es una mala política”.
Gil abordó también las comisiones antifraude, dijo que “deberían ser un instrumento que fomente y mejore la transparencia y la rendición de cuentas”, así como “la llave que permita la implantación de una cultura preventiva”.