La pandemia de la Covid-19 ha provocado una crisis sanitaria y económica sin precedentes. Como toda crisis global dará lugar a cambios profundos en las creencias y los hábitos sociales. Tras la crisis sanitaria de la Covid-19, el mundo será reconocible, pero será distinto. Y esto exige a Canarias una reflexión y análisis, no sólo para salir de ella, sino para hacerlo reforzados y en mejor disposición de crecimiento y sostenibilidad, y que sea una oportunidad única para convertir la salida de la crisis económica en una transformación integral de nuestro modelo productivo.
Esta ha mostrado con más nitidez algunas deficiencias de nuestro modelo productivo en Canarias: un PIB poco diversificado en términos de riesgo, un déficit en la formación de nuestra principal industria, excesiva dependencia del exterior en determinados sectores y déficit tecnológico, etc. Ahora no debemos dedicar ni un minuto en analizar críticamente el pasado, brillante en muchísimos aspectos, sino a reflexionar sobre qué aprendemos del presente y decidir qué vamos a mejorar en el futuro. La apuesta en Canarias ha de hacerse por una economía más sólida, sobre los pilares del turismo y economía azul y verde, que atraiga más inversión a las Islas y las haga más competitivas. La función catalizadora de esta crisis va a acelerar tendencias como la transformación digital, la importancia de los datos y de la tecnología, el teletrabajo o el turismo de salud y debemos aprovechar estas oportunidades para salir reforzados.
La economía azul es la economía que reconoce la importancia de los mares y los océanos como motores de la economía, por su gran potencial para la innovación y el crecimiento. Las simples circunstancias geográficas de Canarias determinan que éste sea un vector a potenciar para el crecimiento. En Canarias, el sector marítimo supone más del 7% del PIB regional, da empleo a más de 45.000 trabajadores y se está desarrollando con la aparición de nuevos polos de crecimiento económico. Tenemos empresas de referencia como ASTICAN, que nos abren un sinfín de oportunidades dentro y fuera de Canarias. Por nuestro posicionamiento estratégico, Canarias es una plataforma logística excepcional en África Occidental, para el transbordo de contenedores, el bunkering, el aprovisionamiento y la reparación naval. Además, nuestros puertos se han convertido en una importante base para cruceros, un sector económico que está en alza y que genera gran actividad. Así que lo que hay que hacer es dar facilidades y aprender mucho de los que más saben de esto en Canarias y ponerles todas las facilidades para que creen industria de referencia.
Pero la economía azul no sólo engloba las actividades apuntadas, también forman parte de ella múltiples sectores del ámbito marino-marítimo: como la pesca, el transporte marítimo, el turismo náutico y de cruceros, la acuicultura, la biotecnología azul, las energías marinas o incluso la desalación a la que nosotros nos dedicamos. En Canarias tenemos actores muy relevantes en estos mercados y ejemplos de éxito, como el PLOCAN o la propia CANARAGUA, en el sector del agua, que son punteros. Es una fortaleza sobre la que seguir apostando.
Además, por nuestro tamaño, la condición insular y una gran biodiversidad, Canarias debe ser laboratorio natural de ensayo de Europa, dado que tiene el tamaño para ello. Por ejemplo, en la energía eólica offshore o en la energía del oleaje y por esa condición insular, que sea un lugar para la experimentación y el desarrollo en biotecnología marina.
Pero la economía azul tiene también un marco más ambicioso, planteado por Gunter Pauli, economista y empresario belga, y que a CANARAGUA le resulta especialmente atractivo. Un marco que busca sacar el máximo partido a los recursos disponibles, sin olvidar que los residuos también tienen que ser aprovechados. En este sentido, el fomento de actividades del sector azul y la economía circular, con la valorización, tratamiento y reciclado de residuos, tiene carácter estratégico, puesto que debe permitir que la economía canaria logre un desarrollo sostenible de las actividades económicas, manteniendo y protegiendo el entorno y los recursos naturales, algo que resulta fundamental para un destino turístico de primer nivel como es nuestro archipiélago.
Ahora, se abre ante nosotros una nueva oportunidad, el Pacto Verde Europeo, la hoja de ruta de la Unión Europea para dotarse de una economía sostenible, que plantea transformar los retos climáticos y medioambientales en oportunidades en todos los ámbitos políticos y lograr una transición justa e integradora para todos. En torno a este Green Deal, tenemos ante nosotros la oportunidad de corregir esa anomalía, modernizando nuestro modelo productivo para lograr un crecimiento sostenible, una mayor competitividad y una mayor resiliencia. Y tenemos la obligación de asignar y utilizar de la manera más eficiente posible los fondos que, para ello, vamos a recibir del programa financiero Next Generation EU.
Para ello, es imprescindible centrar los esfuerzos en las prioridades dedicadas al crecimiento sostenible y a garantizar la resiliencia de nuestra economía.
Necesitamos aprovechar las oportunidades de inversión pública que pueden generarse, pero también impulsar la movilización de fondos privados y estimular las acciones económicas y financieras eficientes, para con la palanca de Sostenibilidad y los fondos que hay para eso, impulsar un plan estratégico de mejora de las infraestructuras (sobre todo en las áreas turísticas) y que sirva para modernizar y ampliar los bienes y servicios públicos: paseos, parques y jardines, mobiliario urbano, infraestructuras de agua, reutilización, etc. Necesitamos aprovechar estos fondos para generar estrategias de consumo y producción sostenibles y enfoques circulares innovadores para guiar la transición hacia la recuperación económica fortaleciendo los distintos eslabones de la cadena de valor del turismo.
Y es que necesitamos seguir apoyando a nuestra principal industria, el turismo. Canarias está en el mapa a nivel económico por el turismo. Tenemos un sector muy potente y capaz sobre el que debemos apoyarnos para crecer. Hemos gestionado bien esta crisis y tenemos unos de los datos de incidencia de covid19 más bajos de Europa. Somos el mejor destino turístico para viajar. Hay seguridad en el destino. Y eso hay que ponerlo en valor.
Apoyar al sector turístico es la fórmula para crecer y generar economía. Hay que ser conscientes que a esta “gallina de oro” debemos cuidarla, darle facilidades y permitir la consolidación de inversiones para que mejore: más y mejor formación y capacitación profesional, mejora de las infraestructuras, reposicionamiento como destino seguro y sostenible basado en la digitalización. Y seguir apostando por un turismo de calidad, basado en la experiencia del cliente y el respeto a la identidad del destino, que es también un campo que Canarias debe explorar para, una vez se recupere la capacidad de viajar, para seguir siendo uno de los destinos turísticos más importantes de Europa. Ese debe ser el foco.
Pensemos a lo grande, mejoremos también la arquitectura y el urbanismo, dotarlos de más calidad, más sostenibles, creando espacios y zonas comunes que generen ambientes más ricos, adaptados y saludables. Tendremos nuevos modelos de relacionamiento social y una oportunidad para contar con un destino de más calidad urbanística.
Debemos crear un proyecto común para el futuro inmediato de Canarias apoyado en una amplia mayoría. Es necesario en todo caso el compromiso de todos los actores, tal y como es la aspiración del proyecto CANARIAS IMPORTA, impulsado por el Consejo Social de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Solo conseguiremos progresar como comunidad si todos los agentes acordamos nuevas condiciones. Remontar esta situación y superar los desafíos exige un amplio pacto social que garantice una recuperación económica sostenible y en el que resulta esencial la aportación de todos los actores como parte de la solución.
En ese marco es imprescindible la colaboración público-privada como motor de la reconstrucción, que facilite movilizar recursos financieros y ejecutar las inversiones. La eficacia de esta colaboración precisa de seguridad jurídica y otorgar facilidades para acometer las actuaciones reduciendo trabas burocráticas. Un marco regulatorio más claro y flexible, adaptado a los cambios que la economía canaria ha de acometer, impulsará, a través de la colaboración público-privada, la mejora de la eficiencia y calidad en la prestación de servicios públicos tanto en el ámbito de la educación y la sanidad como en el de las infraestructuras y servicios. Todo ello en un marco riguroso de estabilidad presupuestaria. Hay que disponer del gasto público necesario en el corto plazo para salir de la crisis, y volver a una senda de estabilidad fiscal a medio y largo plazo para no hipotecar nuestro fututo. Para ello, hay que promover el crecimiento económico y evitar, sobre todo, subidas impositivas en momentos de crisis económica. Hay países europeos que están aplicando rebajas de impuestos para salir de la crisis y les va bien. Puede ser una buena receta.
Y por último, lo más importante, las personas. Sólo superaremos la crisis creando un nuevo marco para el empleo que dé respuesta a las demandas de los sectores claves, como el turismo y la economía azul, bajo criterios de sostenibilidad y digitalización. Un marco que sirva para crear igualdad de oportunidades y el crecimiento inclusivo a través de la formación y la educación. La prioridad son las personas y el empleo, que nuestra gente tenga trabajo, es la mejor fórmula de inclusión social. No debemos dejar a nadie atrás en la recuperación y en las transformaciones de nuestros sectores, de ahí la ineludible exigencia de revitalizar el contrato social en ese sentido.